DUALISMO EXISTENCIAL Y DESCARADO

lunes, 5 de marzo de 2012

Urgencia de Sensibilidades

Cuando al rozar una mano no recibes más que el calor propio del cuerpo viviente, no hay nada que esperar, cuando la piel no vibra junto con los huesos y el calor no es una reacción a los estímulos no debes perder el tiempo. Cuando te muestras tierna, tímida, temerosa, necesitada de una caricia sincera aunque sea por un momento y no recibes nada a cambio... no tienes nada más que seguir buscando.
Porqué ante el cariño la gente se asusta y huye pensando que eso significa compromiso? no quiero comprometerme más que con las sensibilidades del momento, no voy a amarte toda la vida si me tomas la mano con calidez, voy a disfrutarte por el tiempo que se pueda, el mundo está llenos de corazones cobardes que se pierden de las vivencias por miedo a lo que venga... lo que venga... como si hubiese un futuro, como si buscara una vida al lado de unas manos... busco un refugio por un instante, un nido que permita guarecerse del frío por un momento, y luego seguiré mi vuelo, sin compromisos, sin ilusiones, con la certeza de que nada es para siempre, menos el amor. Ese es un estado creado por las necesidades del momento, tanto es así que a veces amamos hasta a un desconocido con tal de sentir cariño... y eso no significa que te ame para siempre, significa que te necesito por un instante, y nada más.

No quiero corazones fríos a mi lado, quiero un loco corazón desenfrenado que viva sin ataduras sin temor a las consecuencias, esas malditas consecuencias son tan solo el freno de la vida desenfrenada que quisiera vivir... No tengas miedo, no te quiero de pareja, solo busco un amante cálido que me haga sentir amada aún sabiendo que ese amor en pocas horas ha de mutar y desaparecer. Pero no soporto la carencia de sensibilidad, la conducta mesurada, el beso contenido. Algún día un amor espontáneo ha de aparecer... como apareciste tú, y luego te fuiste. Con ese viento fugaz como llegaste y luego te perdiste en la niebla densa de mis ausencias. Y aún te siento, sabes, sigo durmiendo del lado derecho de la cama, no me acostumbro al centro probablemente porque espero que una noche llegues entre mis sueños y te quedes a dormir conmigo y me tomes la mano y me des un beso, y me sientas cálida y mujer. Quizá algún día pase... los sueños vívidos pueden suceder, y esa noche te daré un beso tierno en tus labios esquivos y buscaré tu brazo para cobijarme del frío y te tocaré con ternura como solía hacerlo, y como antes no esperaré réplica, solo un murmullo tierno y acogedor que me indica que aunque tú no me acaricias sientes el amor y la ternura con que yo lo hago, y ya eso eso podría ser suficiente, para un sueño, nada más.

jueves, 16 de febrero de 2012

Mentirosa

Algunas veces te necesito, otras tantas solo sueño con la necesidad dulce de la pertenencia, en la mayoría de los casos debo vivir con la soltura inquieta y solitaria que te da la libertad de acción y pensamiento. Aunque esto no es del todo cierto, en el fondo soy una mentirosa más, no soy tan libre, lo acepto y lo condeno; soy una soñadora de la libertad de pensamiento que se siente mutilada por las ataduras de años de educación miserable y machista que dicta como debe una mujer comportarse. Que si me quiero acostar y es la primera vez que lo veo, debo contenerme, no vaya a pensar que soy una zorra disfrazada de sofisticada y con buena educación, pero zorra al fin y al cabo. Si me apetece decirle burdeces obscenas no debo de hacerlo porque puede salir despavorido ante una mujer que dice lo que piensa, y de lo peor, enojarse y callar por ser discreta, virtud muy valorada por el sexo masculino y requisito indispensable en las buenas relaciones interpersonales. Qué mierda… estoy destinada a fingir el resto de mi vida, porque si fuera yo tal cual, no creo que ninguna persona se atrevería a torearme, y sí, ese es el término apropiado, porque una mujer con bríos y con libertad de pensamiento se convierte tarde o temprano ante los ojos mal educados de esta sociedad en una especie de bestia que no se trata, se torea, se evade, se le maneja, porque solo así no sucumbes ante su poder. Lo que la gente tiene es miedo a las verdades, nos educan para la mentira, ser bien educado equivale a seguir el juego de las farsas que algún pendejo inventó por miedo a ser rechazado, o sea que vivimos en la comedia de la cobardía, y estamos condenados a ella… sin remedio, sin opción alguna a la reivindicación. Somos payasos que aprendemos el oficio y vivimos de la comedia, barata en algunos casos, de mal gusto en la mayoría.

Yo me niego a semejante castración, me revelo con todo mi espíritu y mi carne a ser una mujer más que decide ser víctima, no soy víctima, soy artífice de mi existencia, y voy a decir lo que pienso, lo que quiero y lo que no quiero. Y voy a asumir las consecuencias… aunque sé que el precio por semejante vida ha de ser grandes horas de soledad y un miedo espantoso que proyectas en la gente, y lo sientes y lo disfrutas, porque saberse temida por ser quien se es resulta en una bendición, si es que las bendiciones existen, que al final de cuentas viene siendo una satisfacción inmensa que sientes en la carne, en la piel, en el útero.

No quiero ser selectiva por parámetro social, lo voy a ser por instinto, eso es más auténtico y tremendamente más placentero, con el tiempo he descubierto que cuando estás con alguien aprendes no en dependencia de con quien se esté sino en razón de qué tan bien una sabe buscar y disfrutar lo que se quiere en un cuerpo ajeno, en un susurro, en un gesto… no necesito un sabio para disfrutar de la vida el sexo y el amor, necesito una mujer libre que disfruta de todo sin temores y sin vergüenzas… He gozado con sabios y con ignorantes, porque el goce lo hace mi naturaleza libre. El criterio no es que sea bien educado o lo suficientemente tierno como para que me permita sentirme protegida y complazca las generaciones de mujeres indefensas que se acuestan conmigo cada vez que yo lo hago con un hombre, el criterio es saber que es lo que yo quiero en ese momento… y buscar un cursi mentirosos cuando me apetece el sentido de protección y un animal apasionado que no piense en la conquista cuando una lo que quiere es que le amen el cuerpo y no el alma. Cuando se quiere ser libre el precio que se paga es alto, como todo buen producto, como toda vivencia que vale la pena; si mi existencia acabase mañana quisiera estar satisfecha por aquello que hice y dije y no por lo que me comí sin ganas.

domingo, 27 de noviembre de 2011

En busca de refugio para avispas

A veces el espíritu no siente claramente...está adormecido, atolondrado de tanta información, y la percepción que tiene es confusa, como si los sentimientos fueran avispas que están a la construcción de su panal, de su guarida, de algún sitio seguro que les deje permanecer... no migrar y volar cada día de un sitio a otro, de un cuerpo a otro, de un corazón a otro. Pero no es fácil, no se logra esa construcción con facilidad; se debe colectar experiencia para hacer el panal y que no se caiga, no se derrumbe a puñados como si un sismo terrible le quitara de un solo golpetón todas sus bases. Mientras tanto ellas siguen revoloteando por aquí y por allá, moviendo sus alas para generar calor y evitar que el corazón se congele y muera... a veces generan mucho calor, tanto que lo puedes tocar al rozar la piel; y es tan intenso que si abrazas quema. Y algunas veces no es grato abrazar una llama ardiente; algunos prefieren las temperaturas neutras; las que no transmiten calor... quizá eso sea bueno, yo prefiero los canjes de sensaciones, y no me preocupan, al no pre-ocuparme siempre los experimento, los vivo, y algunas veces los recuerdo otras tantas los olvido. No podemos recordarlo todo, no debemos recordarlo todo. De hecho de cada cuerpo poseído solo se suelen recordar máximo tres frases, si fuesen más la memoria se saturaría de expresiones repetidas y seríamos un ábaco de mentiras obscenas.
Lo malo de esas pobres y desesperadas avispas es el ruido que generan, esa efervescencia sónica que resulta tan molesta, tan distractora, tan capaz de enmascarar nuestros propios pensamientos. Tanto así que de vez en cuando ni sientes los sabores de la vida, tienes una idea de cómo sabe, pero no logras concretar ese sabor específico y es por culpa del ruido de las avispas.

Hace algunos años sonaban tan intensamente que llegué a desear que se callaran, que disminuyeran su aleteo para que me permitieran dormir, y lo hicieron; por algunos años tuvieron una guarida segura y cómoda que las acalló; pero esa casa se derrumbó... y ahora están libres y nómadas de nuevo, lo extraño es que ya no suenan tanto como antes; están quietas, mueven las alas claro; si no se morirían de frío, pero lo hacen con mesura, como si no quisieran ser notadas. A veces, solo a veces extraño el ruido enloquecedor que hacen, y he llegado a pensar que me gustaría que algo por ahí las despertara.

viernes, 14 de octubre de 2011

Un ego llamado Dragón

Generalmente vivimos las emociones sin cuestionarlas, como autómatas nos exponemos a los estímulos y estos causan un estado momentáneo que se percibe y pasa... pero las vivencias toman sentido cuando las tratamos de entender; cuando por fin tomamos consciencia de porqué afloran; por qué nos enojamos o porqué nos alegramos.
Es tan simple vivir sin cuestionarse, hasta diría que es un poco primitivo; quizá también sea un mecanismo para ahorrar energía, porque cuestionarnos cada sensación resulta tremendamente desgastante.
Hoy he sentido enojo, rabia, algo o mucho de frustración y sobre todo impotencia, impotencia de controlar mi furia, el fuego que me forma y que cuando deja de estar contenido me quema; y ese calor se siente, arde; no en el pecho; en la carne, en las visceras, en los huesos; y cuando trato de entender el porqué de su liberación descubro algo muy simple. La llave que lo mantiene preso es mi ego; ese animal salvaje, rojo, de dientes largos que escupe fuego. No en vano soy dragón, lo soy en realidad.
El animal orgulloso que vive en mí resguarda una caja de Pandora de las emociones, y si recibe una estocada se debilita, deja de cuidar la caja y se liberan todas las sensaciones; buenas o malas. Al final de cuentas soy vulnerable; susceptible a que ese guardián sea tocado en cualquiera de sus modalidades y deje salir de la caja ese fuego radiante de sensaciones que por un momento me gobiernan.
No deberían haber existencias incuestionadas ni sensaciones moderadas, porque solo ante la intensidad y el razonamiento se logra la evolución de la consciencia.
De repente comprendo... las naturalezas intensas no deben ser cuestionadas, solo vividas; si modero sus sensaciones perdería la intensidad de mi escencia, y la moderación suele ser íntima compañera de la cobardía.

Ahora bien; un ego tan susceptible es una debilidad, un talón de Aquiles; y porqué es tan frágil; quizá debería ser liberado de esas amarras. Es susceptible porque fue creado creyendo que debería ser eterna y constantemente cuidado; pero el cuido depende de otros, no de sí mismo, por lo tanto su cinética interna depende de la interacción de aquellos que le rodean , esta es su debilidad, la necesidad de otros, su urgencia de aprobación. Su fuego se mantiene vivo por las necesidades de entes externos, y si otros no le necesitan en un momento dado, se debilita... y en esa debilidad deja salir las emociones que le gobiernan. Solo cuando comprenda que su fuego es innato y autoperpetuable se dará cuenta de su fortaleza; cuando sienta su calor abrazador en sí mismo sin que tenga que ser dicho por otros se sabrá fuerte; eterno, transparente y digno; sofisticado y listo para compartir su calidez; y sin riesgo de quemar a quienes se acercan y lo tocan. Listo para amar en todos los sentidos hermosos y trascendentales que esto implica.

Crecer es auto conocerse, no solo conocer a otros, es compartir nuestro auto crecimiento con aquellos que se acercan a la llama tenue y dinámica que somos. Es necesario agradecer entonces a todo aquello que de distintas formas permite al niño oculto husmear y saborear la escencia pura que nos constituye, ya que solo a través de la experiencia crece el espíritu y se libera el ego.

martes, 2 de agosto de 2011

La necesaria vacuidad del ser

Sin lugar a duda las crisis son una mina cuando de inspiración se trata... hace mucho no escribía, en parte por ocupaciones, en realidad por falta de iniciativa. Ahora que estoy en la crisis de la separación marital, las musas acuden a mí... quizá para espantar el hedor de la tristeza que inhalo por los poros, pero en todo caso, ya que andan cerca, hemos de utilizarlas.
Cuando la cotidianidad nos satura de sus monótonas actividades no queda nada que contar, porque es precisamente una delicada monotonía que nos empuja a la paz hogareña que no deja nada bueno... nada bueno cuando se recuerda y ya no se tiene.

No he de hablar de mis sentimientos, son uno de esos secretos que por oscuros se convierten en tesoros, en misticismo, en silencio. Pero si puedo confesar que mi estado consciente experimenta extrañas y cambiantes sensaciones corporales, que van desde un fascinante deseo de copular hasta la epítome del llanto descontrolado, ambos extremos, como es usual en mí. En fin, que me siento extraña, ajena, curiosa, desconcertada. No imaginé que sería tan entretenido el sufrimiento, pero lo es, una mina de sensaciones de mierda que te corroe las entrañas hasta que te deja vacía, y por vacía, libre. Dueña de una libertad que aun desconozco, que no sé controlar ni predecir, que me hace feliz y temerosa. Ahora que debo hacerme el café para mi sola, y que no tengo que respetar un lado de la cama, mi cuerpo debe acostumbrarse a sensaciones nuevas, a las de la ausencia.
Cuánto debo vaciar en este viaje? y con que quiero llenar este espíritu que en este momento deambula en la incertidumbre de las sensaciones desconocidas. Toda esta experiencia confirma una intuición lejana que siempre he respetado, cuando la soledad te acompaña, los fantasmas que moran en la carne viva que me forma, afloran suavemente y se vuelven una magnífica compañia; la que me recuerda lo que quiero ser y lo que dejé en el camino, la niña, la joven, la mujer, la tonta, la sabia, la zorra, la beata, la madre. Todas advirtiendo a la vez lo que debe hacerse, todas pidiendo que se les cumpla su sueño y su fantasía, todas rogando un poco de atención! y mi maldito cerebro tratando de procesar tanta cosa de manera simultánea, hasta que de repente se detiene, deja de escucharlos, y por fin, se duerme.

lunes, 2 de agosto de 2010

Recuerdos de infancia


A los diez años de edad y con la mágica inocencia a flor de piel tarareaba estos versos mientras caminaba por el riachuelo que estaba cerca de mi casa. No entendía porqué me gustaba tanto, aún hoy no lo sé, solo puedo estar segura de que a estos versos me unen una tremenda empatía que sigue en mi subconsciente y que al no entenderla solo me produce un disfrute tenue e impreciso, un placer difuso que no sé localizar.

Los versos que conforman la canción de La Llorona son muchísimos. A continuación se encuentran los más significativos.

  • Todos me dicen el negro, Llorona,

Negro pero cariñoso, Yo soy como el chile verde, Llorona, Picante pero sabroso.

  • La pena y lo que no es pena, llorona,

Todo es pena para mi, Ayer penaba por verte, Llorona, Y hoy peno porque te vi.

  • Ay de mi, llorona, Llorona,

Llorona de azul celeste, Aunque la vida me cueste, llorona, no dejare de quererte.

  • De las arcas de la fuente ¡ay llorona!

corre el agua y nace la flor; si preguntan quien canta ¡ay llorona! les dices que un desertor, que viene de la campaña ¡ay llorona! en busca de su amor.

  • Salias del templo un día, llorona,

Cuando al pasar yo te vi, Hermoso huipil llevabas, Llorona, Que la Virgen te creí

  • Me subi al pino más alto, llorona,

A ver si te divisaba. Como el pino era muy tierno, llorona, Al verme llorar, lloraba

  • Cada vez que entra la noche, llorona,

Me pongo a pensar y digo: De que me sirve la cama, llorona, Si tu no duermes conmigo.

  • De la mar vino una carta, llorona,

Que me mando la sirena, Y en la carta me decía, llorona, Quien tiene amor tiene pena.

  • Ay de mi, llorona, Llorona,

Llorona llevame al rio, tápame con tu rebozo, llorona, porque me muero de frío.

  • Dicen que no tengo duelo, Llorona,

porque no me ven llorar Hay muertos que no hacen ruido, Llorona, Y es más grande su penar

  • Si al cielo subir pudiera, Llorona,

Las estrellas te bajara, La luna a tus pies pusiera, Llorona, Con el sol te coronara.

  • Ay de mi, llorona, Llorona

Llorona de ayer y hoy, Ayer maravilla fui, Llorona Y ahora ni sombra soy.

  • Ay de mi, llorona, llorona,

Llorona de negros ojos Ya con esta me despido, Llorona adorandote de hinojos.

  • No sé que tienen las flores llorona,

las flores del camposanto, Que cuando las mueve el viento, llorona, parece que están llorando.

  • Ay! de mi llorona, Llorona,

tu eres mi yunta. Me quitarán de quererte, llorona, pero olvidarte nunca.

(este verso también se vierte de la siguiente manera:)

  • Ay! de mi llorona, Llorona,

tu eres mi xunca. -chiquita en zapoteco. Me quitarán de quererte, llorona, pero olvidarte nunca.

  • A un santo Cristo de fierro, llorona,

mis penas le conté yo. ¿Cuáles no serían mis penas, llorona? Que el santo Cristo lloró.

  • Ay! de mi llorona.

Llorona de un campo lirio. El que no sabe de amores, llorona, no sabe lo que es martirio.

  • Dos besos llevo en el alma, llorona,

que no se apartan de mi. El último de mi madre, llorona, y el primero que te di.

  • Ay, de mi llorona, Llorona

Llorona, llévame a ver Donde de amores se olvida, Llorona y se empieza a padecer.

  • Alza los ojos y mira, Llorona

allá en la mansión oscura Una estrella que fulgura, llorona y tristemente suspira Es venus que se retira, Llorona Celosa de tu hermosura (única estrofa con 6 versos, para lograr la métrica repite el primer verso dos veces)

  • Ay de mi, Llorona, Llorona

que sí que no La luz que me alumbraba, Llorona en tinieblas me dejó.

  • Dícen que el primer amor, ay, Llorona,

es grande y es verdadero Pero el último es mejor, ay, Llorona y más grande que el primero.

  • Ay de mi, Llorona, Llorona

dame una estrella Qué me importa que me digan, Llorona Que tu ya no eres doncella.

  • No creas que porque canto, ay llorona

tengo el corazón alegre, también de dolor se canta, ay llorona cuando llorar no se puede.

  • Hay de mí llorona, llorona dame tu amor

hay de mí llorona, llorona dame tu amor el cielo puede esperar, ay llorona pero mi corazón no.

viernes, 26 de marzo de 2010

Mentiras

Cuando ya no nos queda nada, con qué contamos, cuáles ilusiones nos alimentarán el ánimo, qué moverá nuestro espíritu para crear,pensar, sentir, vivir... será posible sentir? será una posibilidad aún cuando no haya nada en nosotros, habitados por el vacío, consumidos por la necesidad de no necesitar nada.

Ante esa inmensa soledad, qué podremos ver?. Colores? o será totalmente oscuro? quizá en esa tranquila oscuridad aguardaremos empollando nuestra misma existencia, autoengendrando la vida a partir de la inactividad pasiva de la nada. Pensamiento difuso y fragmentado, todos mis componentes flotan en la nada sabiéndose parte del todo que serán en algún momento, de la existencia que vivirán, de los estadíos que deberá pasar hasta que se coloque en un plano material, en un tiempo determinado por el creador del tiempo, en un plano atemporal, que se asume como temporal aún cuando no estamos seguros de eso; aún cuando ni siquiera sabemos si nuestras percepciones son reales o ficticias, si el mundo en que vivimos es una representación gráfica de nuestras necesidades, y nos sentimos seguros de nuestra existencia.
Qué pasa cuando dejamos de ser lo que somos? sin morir, sin trascender, detenidos en una esfera de partículas atómicas que se disuelven y se unen, allí nos constituimos por un segundo que parece una eternidad, que se cuenta en años, se celebra en años, se integra y desintegra en un cerrar de ojos.
Cada glóbulo rojo late, se siente, respira y se sabe unido a otros tantos que algún día serán uno solo dando la vida, quitando la vida, creando la vida. En la nada se siente todo, de una forma distinta a la que se siente cuando se está vivo en el plano material de la forma humana, en la nada se siente lo insensible, lo innombrable, lo desconocido y deseado, lo que no tenemos idea de que exista, y sin embargo existe.
Ahora mismo dónde estoy? en la sala de la casa, o en la dilución de partículas eternas del cosmos que desconozco y que creo entender a partir de explicaciones que no entiendo, quizá las explicaciones que no entiendo son solo eso, búsquedas desesperadas por dar respuestas a lo incontestable, por lo tanto una mentira, el consuelo del desconsolado que no tiene en dónde buscar.

Al no sentir estoy sintiendo, siento la ausencia de las sensaciones, quizá eso es mas real que lo que me han hecho creer que siento, solo en la nada hallo las respuestas a lo que realmente soy, a lo que han hecho de mí, y a lo que me interesa saber en el plano de la despersonalización de partículas heterogéneas que algún día me formarán, en otro momento que ocurre ahora mismo.

Confusión? no para nada, esto es tan solo una proyección de la verdad que vivo cada día.