DUALISMO EXISTENCIAL Y DESCARADO

jueves, 16 de febrero de 2012

Mentirosa

Algunas veces te necesito, otras tantas solo sueño con la necesidad dulce de la pertenencia, en la mayoría de los casos debo vivir con la soltura inquieta y solitaria que te da la libertad de acción y pensamiento. Aunque esto no es del todo cierto, en el fondo soy una mentirosa más, no soy tan libre, lo acepto y lo condeno; soy una soñadora de la libertad de pensamiento que se siente mutilada por las ataduras de años de educación miserable y machista que dicta como debe una mujer comportarse. Que si me quiero acostar y es la primera vez que lo veo, debo contenerme, no vaya a pensar que soy una zorra disfrazada de sofisticada y con buena educación, pero zorra al fin y al cabo. Si me apetece decirle burdeces obscenas no debo de hacerlo porque puede salir despavorido ante una mujer que dice lo que piensa, y de lo peor, enojarse y callar por ser discreta, virtud muy valorada por el sexo masculino y requisito indispensable en las buenas relaciones interpersonales. Qué mierda… estoy destinada a fingir el resto de mi vida, porque si fuera yo tal cual, no creo que ninguna persona se atrevería a torearme, y sí, ese es el término apropiado, porque una mujer con bríos y con libertad de pensamiento se convierte tarde o temprano ante los ojos mal educados de esta sociedad en una especie de bestia que no se trata, se torea, se evade, se le maneja, porque solo así no sucumbes ante su poder. Lo que la gente tiene es miedo a las verdades, nos educan para la mentira, ser bien educado equivale a seguir el juego de las farsas que algún pendejo inventó por miedo a ser rechazado, o sea que vivimos en la comedia de la cobardía, y estamos condenados a ella… sin remedio, sin opción alguna a la reivindicación. Somos payasos que aprendemos el oficio y vivimos de la comedia, barata en algunos casos, de mal gusto en la mayoría.

Yo me niego a semejante castración, me revelo con todo mi espíritu y mi carne a ser una mujer más que decide ser víctima, no soy víctima, soy artífice de mi existencia, y voy a decir lo que pienso, lo que quiero y lo que no quiero. Y voy a asumir las consecuencias… aunque sé que el precio por semejante vida ha de ser grandes horas de soledad y un miedo espantoso que proyectas en la gente, y lo sientes y lo disfrutas, porque saberse temida por ser quien se es resulta en una bendición, si es que las bendiciones existen, que al final de cuentas viene siendo una satisfacción inmensa que sientes en la carne, en la piel, en el útero.

No quiero ser selectiva por parámetro social, lo voy a ser por instinto, eso es más auténtico y tremendamente más placentero, con el tiempo he descubierto que cuando estás con alguien aprendes no en dependencia de con quien se esté sino en razón de qué tan bien una sabe buscar y disfrutar lo que se quiere en un cuerpo ajeno, en un susurro, en un gesto… no necesito un sabio para disfrutar de la vida el sexo y el amor, necesito una mujer libre que disfruta de todo sin temores y sin vergüenzas… He gozado con sabios y con ignorantes, porque el goce lo hace mi naturaleza libre. El criterio no es que sea bien educado o lo suficientemente tierno como para que me permita sentirme protegida y complazca las generaciones de mujeres indefensas que se acuestan conmigo cada vez que yo lo hago con un hombre, el criterio es saber que es lo que yo quiero en ese momento… y buscar un cursi mentirosos cuando me apetece el sentido de protección y un animal apasionado que no piense en la conquista cuando una lo que quiere es que le amen el cuerpo y no el alma. Cuando se quiere ser libre el precio que se paga es alto, como todo buen producto, como toda vivencia que vale la pena; si mi existencia acabase mañana quisiera estar satisfecha por aquello que hice y dije y no por lo que me comí sin ganas.

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