lunes, 5 de marzo de 2012
Urgencia de Sensibilidades
jueves, 16 de febrero de 2012
Mentirosa
Algunas veces te necesito, otras tantas solo sueño con la necesidad dulce de la pertenencia, en la mayoría de los casos debo vivir con la soltura inquieta y solitaria que te da la libertad de acción y pensamiento. Aunque esto no es del todo cierto, en el fondo soy una mentirosa más, no soy tan libre, lo acepto y lo condeno; soy una soñadora de la libertad de pensamiento que se siente mutilada por las ataduras de años de educación miserable y machista que dicta como debe una mujer comportarse. Que si me quiero acostar y es la primera vez que lo veo, debo contenerme, no vaya a pensar que soy una zorra disfrazada de sofisticada y con buena educación, pero zorra al fin y al cabo. Si me apetece decirle burdeces obscenas no debo de hacerlo porque puede salir despavorido ante una mujer que dice lo que piensa, y de lo peor, enojarse y callar por ser discreta, virtud muy valorada por el sexo masculino y requisito indispensable en las buenas relaciones interpersonales. Qué mierda… estoy destinada a fingir el resto de mi vida, porque si fuera yo tal cual, no creo que ninguna persona se atrevería a torearme, y sí, ese es el término apropiado, porque una mujer con bríos y con libertad de pensamiento se convierte tarde o temprano ante los ojos mal educados de esta sociedad en una especie de bestia que no se trata, se torea, se evade, se le maneja, porque solo así no sucumbes ante su poder. Lo que la gente tiene es miedo a las verdades, nos educan para la mentira, ser bien educado equivale a seguir el juego de las farsas que algún pendejo inventó por miedo a ser rechazado, o sea que vivimos en la comedia de la cobardía, y estamos condenados a ella… sin remedio, sin opción alguna a la reivindicación. Somos payasos que aprendemos el oficio y vivimos de la comedia, barata en algunos casos, de mal gusto en la mayoría.
Yo me niego a semejante castración, me revelo con todo mi espíritu y mi carne a ser una mujer más que decide ser víctima, no soy víctima, soy artífice de mi existencia, y voy a decir lo que pienso, lo que quiero y lo que no quiero. Y voy a asumir las consecuencias… aunque sé que el precio por semejante vida ha de ser grandes horas de soledad y un miedo espantoso que proyectas en la gente, y lo sientes y lo disfrutas, porque saberse temida por ser quien se es resulta en una bendición, si es que las bendiciones existen, que al final de cuentas viene siendo una satisfacción inmensa que sientes en la carne, en la piel, en el útero.
No quiero ser selectiva por parámetro social, lo voy a ser por instinto, eso es más auténtico y tremendamente más placentero, con el tiempo he descubierto que cuando estás con alguien aprendes no en dependencia de con quien se esté sino en razón de qué tan bien una sabe buscar y disfrutar lo que se quiere en un cuerpo ajeno, en un susurro, en un gesto… no necesito un sabio para disfrutar de la vida el sexo y el amor, necesito una mujer libre que disfruta de todo sin temores y sin vergüenzas… He gozado con sabios y con ignorantes, porque el goce lo hace mi naturaleza libre. El criterio no es que sea bien educado o lo suficientemente tierno como para que me permita sentirme protegida y complazca las generaciones de mujeres indefensas que se acuestan conmigo cada vez que yo lo hago con un hombre, el criterio es saber que es lo que yo quiero en ese momento… y buscar un cursi mentirosos cuando me apetece el sentido de protección y un animal apasionado que no piense en la conquista cuando una lo que quiere es que le amen el cuerpo y no el alma. Cuando se quiere ser libre el precio que se paga es alto, como todo buen producto, como toda vivencia que vale la pena; si mi existencia acabase mañana quisiera estar satisfecha por aquello que hice y dije y no por lo que me comí sin ganas.
domingo, 27 de noviembre de 2011
En busca de refugio para avispas
viernes, 14 de octubre de 2011
Un ego llamado Dragón
martes, 2 de agosto de 2011
La necesaria vacuidad del ser
lunes, 2 de agosto de 2010
Recuerdos de infancia
A los diez años de edad y con la mágica inocencia a flor de piel tarareaba estos versos mientras caminaba por el riachuelo que estaba cerca de mi casa. No entendía porqué me gustaba tanto, aún hoy no lo sé, solo puedo estar segura de que a estos versos me unen una tremenda empatía que sigue en mi subconsciente y que al no entenderla solo me produce un disfrute tenue e impreciso, un placer difuso que no sé localizar.
Los versos que conforman la canción de La Llorona son muchísimos. A continuación se encuentran los más significativos.
- Todos me dicen el negro, Llorona,
Negro pero cariñoso, Yo soy como el chile verde, Llorona, Picante pero sabroso.
- La pena y lo que no es pena, llorona,
Todo es pena para mi, Ayer penaba por verte, Llorona, Y hoy peno porque te vi.
- Ay de mi, llorona, Llorona,
Llorona de azul celeste, Aunque la vida me cueste, llorona, no dejare de quererte.
- De las arcas de la fuente ¡ay llorona!
corre el agua y nace la flor; si preguntan quien canta ¡ay llorona! les dices que un desertor, que viene de la campaña ¡ay llorona! en busca de su amor.
- Salias del templo un día, llorona,
Cuando al pasar yo te vi, Hermoso huipil llevabas, Llorona, Que la Virgen te creí
- Me subi al pino más alto, llorona,
A ver si te divisaba. Como el pino era muy tierno, llorona, Al verme llorar, lloraba
- Cada vez que entra la noche, llorona,
Me pongo a pensar y digo: De que me sirve la cama, llorona, Si tu no duermes conmigo.
- De la mar vino una carta, llorona,
Que me mando la sirena, Y en la carta me decía, llorona, Quien tiene amor tiene pena.
- Ay de mi, llorona, Llorona,
Llorona llevame al rio, tápame con tu rebozo, llorona, porque me muero de frío.
- Dicen que no tengo duelo, Llorona,
porque no me ven llorar Hay muertos que no hacen ruido, Llorona, Y es más grande su penar
- Si al cielo subir pudiera, Llorona,
Las estrellas te bajara, La luna a tus pies pusiera, Llorona, Con el sol te coronara.
- Ay de mi, llorona, Llorona
Llorona de ayer y hoy, Ayer maravilla fui, Llorona Y ahora ni sombra soy.
- Ay de mi, llorona, llorona,
Llorona de negros ojos Ya con esta me despido, Llorona adorandote de hinojos.
- No sé que tienen las flores llorona,
las flores del camposanto, Que cuando las mueve el viento, llorona, parece que están llorando.
- Ay! de mi llorona, Llorona,
tu eres mi yunta. Me quitarán de quererte, llorona, pero olvidarte nunca.
(este verso también se vierte de la siguiente manera:)
- Ay! de mi llorona, Llorona,
tu eres mi xunca. -chiquita en zapoteco. Me quitarán de quererte, llorona, pero olvidarte nunca.
- A un santo Cristo de fierro, llorona,
mis penas le conté yo. ¿Cuáles no serían mis penas, llorona? Que el santo Cristo lloró.
- Ay! de mi llorona.
Llorona de un campo lirio. El que no sabe de amores, llorona, no sabe lo que es martirio.
- Dos besos llevo en el alma, llorona,
que no se apartan de mi. El último de mi madre, llorona, y el primero que te di.
- Ay, de mi llorona, Llorona
Llorona, llévame a ver Donde de amores se olvida, Llorona y se empieza a padecer.
- Alza los ojos y mira, Llorona
allá en la mansión oscura Una estrella que fulgura, llorona y tristemente suspira Es venus que se retira, Llorona Celosa de tu hermosura (única estrofa con 6 versos, para lograr la métrica repite el primer verso dos veces)
- Ay de mi, Llorona, Llorona
que sí que no La luz que me alumbraba, Llorona en tinieblas me dejó.
- Dícen que el primer amor, ay, Llorona,
es grande y es verdadero Pero el último es mejor, ay, Llorona y más grande que el primero.
- Ay de mi, Llorona, Llorona
dame una estrella Qué me importa que me digan, Llorona Que tu ya no eres doncella.
- No creas que porque canto, ay llorona
tengo el corazón alegre, también de dolor se canta, ay llorona cuando llorar no se puede.
- Hay de mí llorona, llorona dame tu amor
hay de mí llorona, llorona dame tu amor el cielo puede esperar, ay llorona pero mi corazón no.